lunes, 31 de julio de 2017

Trató de hacerme inmortal


Así lo dispuso Zeus. 
Como Andrómaca, mi madre llora mi muerte antes de que ésta ocurra. 
La ha llorado siempre. 
Trató de hacerme inmortal, 
pero ni siquiera el amor de una madre divina da para tanto. 
Siento bullir mi muerte en la sangre, troyana Polixena. 
No sé por qué te lo digo a ti, no se lo he dicho a nadie. 
No soy inmortal, es mentira que mi cuerpo haga rebotar las flechas, 
que mi piel se cierre al contacto con la espada. 
Mi tiempo no es el de mi madre Tetis. 
Mi tiempo es el de mi padre Peleo, 
el de tu padre Príamo,
el tuyo, Polixena.


El escudo de Aquiles

El principio y el final


    ...Os he hablado del Paladión como la piedra de fundación espiritual de Troya.
Pero hay un objeto todavía más raro que la estatua de Palas: me refiero al escudo del héroe Aquiles.
Como sacerdote, sé que en cierto modo cayó del cielo.
    Es un instrumento del trueno y del relámpago, como ciertas hachas dobles de los sacerdotes de Creta.
    Su factura es divina.
    Se sabe que los antiguos hacedores de lluvia -siempre benéfica, tanto en Asia como en la Hélade- convocaban tormentas haciendo girar y sonar instrumentos atronadores y ululantes que imitaban el sonido del viento.
    Para reproducir la voz del trueno, lo más sagrado pues es la voz del Cronida, golpeaban grandes escudos de buey muy parecidos al escudo de Áyax Telamonio.
    Quien lo posea, aqueos de ojos vivos, y quien posea además el conocimiento a su respecto, será capaz de unir el principio con el final y de romper la tiranía del Hades, donde han bajado tantas almas de guerreros ilustres a causa de esta guerra.

El Aleph y el escudo de Aquiles



Con palabras, Homero hizo a Hefesto forjar el escudo para atender la súplica de una diosa..
Muchos escoliastas consideraron el pasaje (Iliada, XVIII , 478-608) como una interpolación. Al recurso se le llama ékphrasis y consiste en describir poéticamente una obra de arte plástica. En la biblioteca de Pérgamo, Crates de Malos propuso que las diez partes en que podía dividirse el escudo eran los diez círculos celestiales. Se ha dicho que es una alegoría de la creación del Universo por ¿quién? y un punto de respiro en la tensa cólera que invade al héroe.

En el escudo están el mar y el cielo, los astros, ciudades de hombres dotados de palabra, se celebra una boda y se lleva a juicio un delito de sangre, hablan los varones en la Asamblea pasándose el cetro de mano en mano, un ejército sitia a una ciudad defendida en la muralla por ancianos, mujeres y niños; Palas y Ares guían el espíritu de la guerra armados, bellos y grandes como sólo los dioses pueden serlo, hay emboscadas y guerreros arrastrados y en el escudo se mueven las figuras como hombres vivos. Y en el escudo se ara el campo de labor y los labriegos beben copas de dulce vino y en el escudo la tierra, a pesar de ser toda de oro, se ennegrece como tierra de labranza. Y mieses, y un rey con su cetro y un viñedo cargado de uvas y un niño canta y cuatro pastores de oro conducen vacas de cuernos erguidos y también el Ilustre Cojo labró en el escudo un piso con el dibujo de un laberinto que es una danza parecido al que Dédalo hizo para Ariadna de bellos rizos y ahí, en el centro de los centros, canta el aedo divino acompañándose con la lira todo lo que ha sido, todo lo que es, todo lo que será...

Se han hecho intentos de forjar escudos parecidos y aunque en tiempos micénicos la mayoría de los aspis tenían la forma de un ocho, el de Aquiles se visualiza circular, ceñido por Okéanos. Y más de un arqueólogo ha tenido la esperanza de encontrar el escudo en algún enterramiento de guerrero de la Edad del bronce *.

Intentar traducir en materia esa ékphrasis homérica es empresa imposible, como si se intentara representar en el plano o en el volumen el Aleph de Borges, al que tal vez remotos y futuros escoliastas consideren la descripción poética de una obra plástica y futuros y remotos arqueólogos se empeñen en encontrar el Aleph en lo íntimo de una piedra** esparcida como los metatarsos de Dios en un cerco de ruinas.

*En lo personal me inclino a identificar el hallazgo del Disco de Nebra con la parte central de un escudo de la Edad de Bronce europea forjado al modo del aspis de Aquiles

** Borges. El Aleph: "¿Existe ese Aleph en lo íntimo de una piedra? ¿Lo he visto cuando vi todas las cosas y lo he olvidado? "


Un escudo de la Edad de Bronce



En él, la tierra, y en él, el cielo, y en él forjó el mar,
y el infatigable sol y, plena, la luna,
y en él, todos los astros con que el cielo está coronado,
las Pléyades y las Híadas y la fuerza de Orión,
y la Osa que también, por sobrenombre, el Carro se llama...
*

Hefesto lo forjó, atendiendo la súplica de Tetis. Es tan real como el poema de Homero, pero muchos escoliastas consideraron el pasaje como una interpolación. En la biblioteca de Pérgamo, Crates de Malos propuso que las diez partes en que podía dividirse el escudo eran los diez círculos celestiales.

En 1999 encontraron en Alemania el disco de Nebra. Proviene del siglo XVII a.C y de él se ignora todo, salvo lo que se mira: el sol infatigable y la luna creciente y plena y los astros que coronan el cielo... Y las Pléyades...

¿Puede vincularse ese disco surgido de la misteriosa edad de bronce europea con ese escudo heroico vuelto hexámetro?

En men gaian éteux', en d'ouranon, en de thálassan,
éelion t'ákamanta selenen te pléthousan...






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Video en youtube El escudo de Aquiles



* Iliada. Canto XVIII. (483-489) Traducción de Rubén Bonifaz Nuño. UNAM. 1997

El escudo de Aquiles y el Disco de Nebra

viernes, 28 de julio de 2017

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¿Existió alguna vez el escudo de Aquiles o fue una fantasía de Homero? ¿Qué pasó con los héroes después de la caída de Troya? ¿Perdonó Menelao a Helena? ¿Qué le ocurrió a Orestes después de matar a su madre Clitemnestra? Encuentra la respuesta a estas preguntas y emprende un alucinante viaje en cuenta regresiva por las páginas del tiempo.

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